Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un lienzo https://tomasqflu294253.wizzardsblog.com/38529157/el-cabezazo-que-puso-fin-a-la-carrera-de-zidane